“Te amo”, me dijiste, “me dormiré un ratito pensando en que estas conmigo, abrazada, y tratare de dormir”, y me sonreí, porque sabemos, perfectamente ambos, que cerca no podemos estar sin fundirnos, sin tocarnos, porque aunque no querramos nuestras manos se buscan, y aunque nos arriesguemos, como en tu casa, nuestras bocas no pueden estar sin rozarse
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