Lo que menos me gusta de echar de menos a alguien es que funciona a rachas. A días. Por momentos. En lugares concretos. Cuando menos te lo esperas. Llega sin avisar. Se queda un tiempo indefinido. No puedes dejar de hacerlo. Aunque lo intentes. Escuece. Duele. Quema. Pica. .. ¿He dicho qué duele?. Duele. Mucho. Te despiertas y no sabes qué va a pasar.
¿Pero sabes qué?
Se pasa, siempre se pasa.
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